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lunes, 27 de julio de 2015

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En este número voy a contarle qué es la menopausia, los cambios que afectan a las hormonas en esta etapa de la vida y lo que se puede hacer para convivir con ella con las mínimas molestias posibles. Como ya sabe, la menopausia es el periodo de la vida de la mujer marcado por la interrupción de la menstruación. Los ovarios se ponen a descansar y dejan de segregar hormonas femeninas, estrógenos y progesterona. En Europa, entre un 10 y un 15% de las mujeres alcanza la menopausia antes de los 45 años, y una de cada dos, antes de los 50 (las fumadoras entran en la menopausia un poco antes). A los 55 años, sólo para el 5% de las mujeres no ha llegado todavía. Para dos de cada tres mujeres, el descenso de hormonas repercute en su calidad de vida: sofocos, cambios de humor, insomnio, cambios en su igura... La mujer no sólo pierde su fertilidad, sino también el efecto supuestamente protector (hace poco cuestionado) que los estrógenos estaban ejerciendo sobre el corazón y los vasos sanguíneos. A partir de los 50 años las enfermedades cardiovasculares son de 2 a 3 veces más frecuentes. Además, la pérdida ósea se acelera y puede conducir a la osteoporosis. ¿Por qué se produce la menopausia? La menopausia sigue siendo un misterio. La fertilidad disminuye con la edad en la mayoría de las especies animales, pero en muy pocos casos las hembras se vuelven estériles tanto tiempo antes de que acabe su vida. En los primates, la fertilidad se termina poco tiempo antes de morir, tal y como demostró recientemente la estadounidense Susan Alberts, de la Universidad de Duke. Sin embargo, en la especie humana, una mujer puede contar con vivir unos 30 ó 40 años más después de llegar a la menopausia. Así que si la evolución nos ha dotado de una esperanza de vida superior a la de nuestros primos, ¿por qué la fertilidad femenina no ha seguido esta tendencia? Y en un mundo en el que los individuos con mayor descendencia ganan la batalla a la evolución, ¿por qué poner in tan pronto a la reproducción? Susan Alberts considera que, desde el punto de vista de la evolución, resulta beneicioso para las mujeres, que pueden así cuidar de sus nietos. Es la famosa teoría de la “abuela”: al no ser fértiles, se pueden ocupar de sus nietos, incrementando las probabilidades de supervivencia de los nietos, lo que garantiza una descendencia más numerosa. Pero esta teoría ha sido desde hace tiempo rebatida por numerosos investigadores, entre ellos y más recientemente por cientíicos canadienses de la Universidad de MacMaster. Según ellos, las mujeres son menopáusicas a los 51 años… ¡por culpa de los hombres! Porque los hombres, desde siempre, han preferido aparearse con mujeres más jóvenes que ellos, haciendo que a lo largo de la historia humana se hayan ido acumulado mutaciones que han reducido el período de fertilidad femenina a cuarenta años, ya que más tiempo es innecesario. Según estos investigadores, es probable que las mujeres fuesen potencialmente fértiles toda su vida hace decenas de miles de años, pero la aparición de ciertas mutaciones genéticas redujo la fertilidad femenina hacia edades más tempranas (45-55 años).

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